Y nos perdimos,
pasamos el tiempo mirando las hojas,
las estrellas,
y las chispas celestiales.
El universo entero en un bosque seco,
producto de la mano del hombre.
Pero nada importaba,
el universo entero en mi y en ti.
No pensamos,
no actuamos, no hablamos.
Hicimos nada.
En un tratado sobra la confianza,
pudimos comprender la sabiduría en un árbol milenario,
más viejo y más joven que nosotros.
¿Cuánto había vivido y cuánto le qedaba por vivir?
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