Al recreo.

Y volvió para seguir con la terapia.
Creo que se había olvidado de que existía.
De que estar conmigo le hacía bien
y que era un proceso de sanación creativa.

Muchas veces conversando
[porque nosotros conversábamos]
le di muy buenos consejos,
le recomendé algunas buenas actividades,

e incluso una vez lo reté bien retado.


En muy corto tiempo nos hicimos grandes amigos,
(yo creo que el me necesitaba y por eso nos encontramos).
El aprendió que nuestras conversaciones le ayudaban mucho.
Conversando conmigo
el comprendía muchos aspectos u opiniones de una misma idea.
Le encantaba verme actuar,
le fascinaba que pudiera interiorizar tanto un personaje
hasta tal punto de llegar a pensar como él.

Por eso conversar conmigo para él fue una terapia.

Una vez le enseñé un idioma nuevo
y él quedó impresionado porque no sabía que podíamos hacer esas cosas juntos.

Inventamos
algunos
cuentos,
poemas,
simples
frases
que
sonaban
bien.

No se los hemos presentado a mucha gente porque a él no le interesa mucho.

Al principio solo queríamos conocernos, hacernos amigos.

Igual le he dicho que los muestre porque tal ves hay gente a la que podría interesarle.

Lo que más me gusta es que nos des-cubrimos y eso ayudo a que nos re-conociéramos.

Ahora él dice que cuando pueda me va a presentar a los que todavía no me conocen para que aprendan como el aprendió.
Para que aprendan que escribir sirve para sanar, como una buena terapia.
Escribir cuentos, poemas, frases...
Que aprendan que la siguiente redundancia es cierta...
Las personas necesitan su momento de recreo,
porque el recreo es para re-crearse
Para volver a crearse por medio del arte creativo,
como la escritura, la música, la pintura, la danza, el teatro, etc..

Por eso ahora lo que propongo es un gran recreo.