martes, junio 17

Cartas a Quién.

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Quién, fue la única
que no necesitaba de palabras
para entender las ideas.
Quién, nunca estuvo segura de nada,
ni siquiera de quién era Quién.

Quién, estuvo bajo un árbol morado en pleno verano.
"Quién", después de repetirla mucho tiempo
pierde significado.
Quién, incluso después de eso
todavía entiende.
Quién, camina descalza luego de
estar presa.

Quién, me enseñó que son simples los importantes,
e importantes los simples.
Quién fuera fóbica a tódico.
Quién fuera breve.
Quién, a veces no fue Quién.

Quién, en un momento de descontrol
dijo te amo.
Y a Quién, luego en prisión dije
te estoy amando.

Quién, cansada no se quiso-pudo compartir.
Quien, llamó un 8 a las 4,
y cortó un 31 a las 2.
(Quién, no entendía nada al día siguiente.)


Quién, sabe jugar cartas,
pero le gano.....(A veces)
Quién, se dejó manipular cuando buscamos al mafioso.
Quién, vuelve a su mundo
y me hace repetir hasta 6 veces lo mismo.

Quién, inventa poleras con nombres.
Y Quién, invita a las señoras a tomar café.
Quién, camina por caminar,
y Quién, fuma por fumar.
Quién, dice no tener olor,
y se equivoca.
Quién, fuera lagarto, planta y pez.
A la vez.
Quién, es espacial.
Y Quién, botó agua
cuando me leyó al revés.


Quién, es gerente, soldado y bruja.
Quién, dice no esperar,
y Quién, confunde.
Quién, desenfunda
cuando no miras,
y clava.
Quién, ríe.

Quién, me habló de ecuaciones cuando nos conocimos.
Quién, ahora no está.
Quién, en un momento me contó
que era alquimista en un desierto.
Y Quién, dijo que yo era una especie
de paciente mujer de pueblo.



Quién, vio conmigo llover hacía arriba.
Y con Quién, escuche la mitad de un arco iris
un sábado de invierno.

Quién, no acepta que está loca.
Quién, cree reconocer mis caras,
y se preocupa.
Con Quién, no se cuando es hora de irse.
Con Quién, puedo conversar.
Quién, pide música.
Quién, tiene miedico a cumplir áñicos.
Con Quién, conocí el lado deportista de Santiago.
Quién, lee a Neruda.
Con Quién, a pesar de tener los pulmones grises,
puedo respirar bien.


Quién, cree que los árboles la saludan,
y así es.
Quién, se casó con la vida.

Quién, sintió sus ojos mentolados,
y me miró.

Con Quién, caminé a ciegas,
y choqué.



Quién, no se puede resumir en 47 y 33 líneas.
Quién, no está disponible.
Quién, me tiene aquí desde las diez cuarenta y tres.
Y a Quién, echo de menos.

Quién, me invitó a perderme por ahí una madrugada.
Y Quién, se fue sin decir que (no) regresaba.

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